Jaime vio a Eme llegar corriendo debajo de su balcón. Ella se paró, miró hacia arriba, pero en cuanto vio que Jaime se disponía a bajar, echó a correr.
-¡Que narices te pasa Eme!,- le gritó mientras la cogia fuerte de los dos brazos porque no paraba de agitarse.
Consigió soltarse pero en menos de 3 segundos Jaime la habia cogido de nuevo. La llevó a rastras hasta la playa, la sentó y la dejo que se relajara: lloró, lo miró, se tumbó, se levanto... todo en silencio.
-¿Me lo cuentas ya?
-Te quiero.
5 comentarios:
Lindo post =D
jo, qué bonito momento :)
wau
me encanta
un besito:)
Amanda
yo quiero saber cómo sigue:)
sigue!!
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