Guardó el movil en el bolsillo de sus tejanos y siguió como si no hubiese pasado. Entro al antro de mala-muerte donde habían yonkis, "rockers" jugando al billar, hevies, y algunos viejos, pero todos con algo en común: no le quitaron la vista de encima desde que entró. Una básica blanca por encima del ombligo, un chaleco y una chupa acorde con las botas que sobresalían de los tejanos desgastados.
- Ponme un trago.
Liv, con los codos apoyados sobre la grasienta barra, miraba hacia los lados.
-De parte del tipo de la gorra.
Tyler miró al espejo que había frente a ella y busco por detrás. La última mesa, pegada a la esquina derecha de la entrada. Se acercó por detrás y la cogió de la cintura bajando la mano hasta el interior del muslo.
-Donde coño te habias metido.- Se levantó y se sentó en una mesa alejada, le encantaban esos sillones rojos.
-¿Aun te pasas la vida en este lugar?
- No me lo puedo creer, Liv Tyler ha venido a buscarme.
-Nate, necesito tu ayuda.
-¿Me sigues amando o que esque tu último corazón roto ya se ha desgastado?
- Ambas cosas.
4 comentarios:
ains pero que monos, que monos, que monos... :) vivan los antros de mala muerte.
Oooh
Cómo nos gusta tener a alguien que nos lime las esquinas de nuestro corazoncito desgastado, aunque haya que ir a buscar a ese alguien al último antro del planeta :)
historias de bares extraños...me ha recordado a la típica taverna americana! jaja
muah!
cuando el corazón se rompe varias veces, ya no hay nada que hacer.
unbesito:)
Publicar un comentario