Porque aquel dia de fiesta en el que tuvo que ponerse tras la barra a servir no podía ni tragar saliva. Eran 4 y parecía que estaba ella sola. No daba a basto con tanta bebida; pero se le daba tan bien que parecía que bailaba con la música de fondo y que servia también al compás. Que belleza.
Y menos mal que la convencieron aquel dia de fiesta para ayudar, porque el chico que le pidió los dos Martinis con cola le arrancó de lleno una sonrisa cuando le ofreció uno a ella; y porque cuando terminó de currar, él aún la estaba esperando.
3 comentarios:
jo que guay, ojala me pasara a mi algo así :)
Así da gusto trabajar :)
tienes un premio esperándote en mi blog. :)
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