I`ve got blisters on my fingers.




El sí de las niñas.

Rascacielos.

29.5.10

Eran las 18:30, 2009, cuando Eme recibió una llamada de Jaime. No podía creer lo que estaba escuchando por el auricular de su teléfono móvil. Intentaba sonar seria, enfadada; pero no podía evitar que sus labios formases una pequeña sonrisa. Sus amigas se imaginaban con quien estaba hablado Eme, pero en el fondo, no lo podían creer. Se levantó corriendo y dejó todas sus cosas tiradas sobre la mesa de la biblioteca. Creo que jamás había estado tan emocionada. Miraba todos los edificios que la rodeaban mientras corría pensado si a Jaime le convencerían. Al fin, sin haber llegado tan siquiera a la estación vio a Jaime de espaldas con un sobrero, mientras silbaba La Vie en Rose. Aquel chaval que se encontraba frente a ella había recorrido 120km en bus, completamente solo, para verla. Todo para que le perdonase por haberla llamado y le diese un beso a cambio. No había cambiado nada en esos 6 años, seguía igual. En ese momento, Eme comprendió que siempre podría creerle y confiar en el. Se encontraba nerviosísima, quería que todo saliese perfecto. Le gritó: Personaje; eso es lo que eres. Eme se quedó parada, sonriendo con la cabeza torcida mientras el ya se había girado. En mi opinión, en ese momento Jaime descubrió que Eme le amaba, lo mismo que debió sentir Eme cuando él la miró a ella y se tiró encima suyo.

-Te dije que lo haría. Ahora no tendrás más remedio que perdonarme, me lo prometiste.

-Es verdad, tonto.

Y tras mirarse un segundo a los ojos y que en la mente de ambos sonase Buongiorno Principessa, lo agarró del brazo como hacía siempre y se lo llevó a la biblioteca. Por el camino hablaron de ella, de él, de su capacidad para hacerla reír.... En nada, llegaron a la biblioteca, donde solo quedaba una de sus amigas. Los tres hablaron, rieron y... y bueno, lo que unos buenos amigos pueden hacer en una biblioteca.
Ahora Jaime estaba ahí, a su lado, leyendo un libro de sexo. Eme estaba en el fondo completamente feliz. Que lástima que de esto, ella no se diese cuenta hasta que, tras haberlo dejado de nuevo en la estación; hubiese recibido de nuevo una llamada ofreciéndole verlo una vez más antes de su partida y ella lo hubiese rechazado. Era espectacular. Estaba totalmente feliz. Aquella tarde había sido totalmente una catástrofe, pero una catástrofe muy dulce.

1 comentario:

Marina Feduchy dijo...

Jaime, Eme. Tengo un amigo que me llama así en forma cariñosa. Me ha hecho gracia. Sobre todo porque el mundo está lleno de casualidades sin sentido. Muchas reflejadas aquí :)